Clausura de las Jornadas Agustinianas

Clausura de las Jornadas Agustinianas

Datos bibliográficos

Ponente: P. Isaac González

Fecha de publicación: 2019

Clausura de las Jornadas Agustinianas

La Junta Directiva del CTSA decidió en su día que estas XXI Jornadas tuvieran como tema el Posthumanismo, término que comenzó a utilizarse en 1977, llegó a convertirse en un manifiesto y a definirse como la idea más peligrosa del mundo, una nueva etapa de la condición post-humana, con un alcance e implicaciones, que los diversos ponentes han matizado y puesto de manifiesto en sus respectivas intervenciones.

Comenzaron estas Jornadas con la entrega del material (mochila con la publicación de las Actas, un cuaderno y bolígrafo ofrecido por D. José Luis, de la Editorial Santillana, a través del Director del Colegio N.M. del Buen Consejo de León, R.P. Valentín Lorenzana.

Tuvimos la suerte de contar con la presencia del Rmo. P. General de la Orden de San Agustín, P. Alejandro Moral Antón, en la mesa presidencial que inauguró estas Jornadas. El Director del Centro, R.P. Enrique Somavilla, tuvo el discurso de apertura, en el que hizo una llamada a una nueva alfabetización informática, tecnológica y robótica. Lamentó una nueva sociedad – la era de la cuarta revolución industrial -, que descarta la enseñanza humanística clásica (latín, griego, filosofía, oratoria, retórica, etc.), en la que convivimos diariamente con todo tipo de informática, robótica e inteligencia artificial. Nos enfrentamos al transhumanismo como uno de los grandes movimientos filosóficos y culturales, que más atención han suscitado en los últimos tiempos, pues con la ayuda de estas tecnologías podremos acabar con el sufrimiento, limitaciones biológicas, envejecimiento y la misma muerte. Como precursor del movimiento citó al P. Theilard de Chardin e hizo de solemne apertura de estas jornadas la preciosa oración Buscando a Dios, del eminente teólogo jesuita y autor de El fenómeno humano (1955): ¡Te necesito, Señor!, porque sin Ti mi vida se seca.

Seguidamente el Dr. Eloy Bueno de la Fuente, de la Facultad de Burgos, expuso la conferencia titulada El posthumanismo: una revolución antropológica. El post-humanismo es el paso del darwinismo al post-darwinismo (de una evolución sin sentido a una intervención humana orientando la evolución. Se entiende como alternativa al humanismo; el cual está bajo acusación. Se niega toda doctrina que presente al hombre como único.

Copérnico, Darwin y Freud derribaron la centralidad del hombre. Por los años sesenta se habla ya de antihumanismo. Podemos prescindir del hombre. No hay más que estructuras in-humanas o pre-humanas. El trans-humanismo (Huxley, 1927) o post-humanismo es la teoría de la evolución al revés, el intento del hombre por transcenderse a sí mismo (movido por cierto humanismo), liberar a la especie humana de sus limitaciones, constante a lo largo de la historia (Prometeo, alquimistas, Pico de la Mirándola, Bacon, Descartes…). Por otra parte, el cyborg aparece como metáfora de un proyecto de civilización y como realidad que se va abriendo camino en la experiencia cotidiana

D. Haraway, en su Manifiesto cyborg (1985), propugna la ruptura de tres confines: entre lo humano y lo animal, entre el organismo animal-humano y la máquina, entre lo físico y lo no físico.

Las posibilidades de las nuevas tecnologías (NBIC): Nanotecnología, la biotecnología (un conejo verde fluorescente (Eduardo Kac), la informática o tecnologías de la información; las ciencias tecnológicas cognitivas, llevan a la inteligencia artificial, inteligencia que puede radicar en sustratos materiales y no solamente biológicos.

Del homo sapiens cyberneticus al homo deus. Dada la plasticidad de nuestros cuerpos, de nuestros sentidos y de nuestra mente, estamos ante la tarea de re-invertarnos a nosotros mismos. La agenda se despliega en una triple perspectiva: la felicidad, la inmortalidad, la divinidad. «La muerte de la muerte» es posibilidad técnica y deber ético que están siendo afrontados por «la primera generación de humanos inmortales». El dataismo es la religión emergente más interesante: en el escenario posthumano se adora a los datos.

Tras un receso el profesor Génova Omedes con la ponencia El Ciborg como frontera de la teología, nos recordó los nuevos experimentos con el genoma humano (Je Jianui) y la ley que el gobierno japonés prepara este año para investigación genética en embriones. El geno-sunami avanza día a día. Otro fenómeno digno de señalar son los bots mentirosos. El triángulo que forman Inteligencia Artificial, robótica y transhumanismo se caracteriza por una inquietante paradoja, la que marcan los caminos que la Inteligencia Artificial y el transhumanismo recorren simultáneamente hacia el robot. El resultado final de esta convergencia es un cíborg en el que las fronteras entre el ser humano y la máquina, entre biología y tecnología, se diluyen.

La IA ha de ser vista y vivida como un verdadero desafío antropológico y teológico. El influjo en medicina, ejércitos, guerra militar y en el juego del ajedrez es manifiesto. Se hace, pues, necesario una reflexión teológica ante estas realidades que nos desbordan y cuestionar sin complejos afirmaciones y pretensiones que ponen en juego la dignidad misma del ser humano como imagen de Dios. Para Donna Haraway un cíborg es un organismo cibernético, un híbrido de máquina y organismo, una criatura tanto de la realidad social como de la ficción, todos somos ya cíborgs; y las fronteras entre cuerpo y mente, animal y humano, organismo y máquina, público y privado, hombre y mujer; son vistas como dicotomías que hay que superar. El Problema ciborg es que son hijos ilegítimos del militarismo y el capitalismo patriarcal, por no mencionar el socialismo estatal. Explicó los peligros advertidos por Brent Waters, S. Burdett, Jeanine Thweat-Bates y Scott A. Midson, así como el intento de síntesis de Ilia Delio, catedrática en la universidad de Villanova, que propone abandonar la metafísica griega y centrarse en la evolución, la cosmología y la mecánica cuántica. Utiliza el cíborg para explicar la unión de la naturaleza humana y divina en Cristo, es posible que seamos ya tecno-sapiens; y sería posible hablar de un transhumanismo cristiano. Reto teológico en su propio origen: una secularización de la esperanza cristiana que busca su cumplimiento en la tecnología, un tecno-gnosticismo, que nos ofrece la salvación liberándonos del cuerpo, de nuestra naturaleza humana, gracias a la técnica. Son ideologías de carácter religioso o pseudo-religioso, que ponen en juego la visión cristiana del ser humano, y abren la inquietante posibilidad del rechazo de la elección de Dios, la posibilidad de frustrar la realización del ser imagen de Dios. El profesor Génova señaló los límites de estas posturas, superando el complejo griego como Pablo en el areópago, partiendo de que el hombre imagen de Dios es co-credor y dominador como administrador responsable; y ante el transhumanismo, como anti-religión del cristianismo, presentar una teología cristiana como un verdadero anti-transhumanismo, tomando conciencia y desafiando el momento ciborg (Sherry Turkle). Necesitamos una teología nueva para un tiempo nuevo, una teología que sea reflexión trascendente sobre la realidad entera.

  • Comida y descanso. La sesión de tarde comenzó con una charla amena, a pesar de la hora, del Dr. José-Román Flecha Andrés, Transhumanismo: un desafío a la esperanza.

            En Silicon Valley, los gurúes de la alta tecnología están elaborando para nosotros religiones valientes y nuevas y pretende suscitar en el hombre de hoy la esperanza de convertirse en un Dios (Y.N. Harari). Desde Kant se piensa que la época moderna estaba llamada a preparar y a vivir el futuro, nuevo ídolo para la humanidad contemporánea; aunque con varios ceños amenazadores (Osvald Spengler, André Gide, Jean Paul Sartre, André Malraux, Martin Heidegger, Albert Camus, George Orwell o de Aldoux Huxley, Lewis Mumford, Alvin Toffler, Giulio Tremonti, Erich Fromm). Otros lo señalan como un panorama fascinante: anticipación de la plenitud» (Joseph Pieper), la fascinación por la máquina (puesta en el campo de lo sagrado), la filosofía de Gabriel Marcel, el marxismo (Ernst Bloch, El principio esperanza), el progreso indefinido del capitalismo liberal, la posmodernidad y nueva era…. Todo ello hace necesario una ética de futuro. Los cristianos estamos llamados a dar testimonio de una esperanza personificada en el Señor resucitado (Ap. 1, 4) en una época que hemos pasado del primer trasplante de corazón (Barnard), a hitos en la ciencia: reproducción humana asistida; crioconservación de los embriones, fecundación heteróloga, experimentación y selección embrional, clonación humana, modificación del genoma humano. Recordó el profesor Flecha que no todo lo que se puede hacer, podemos hacerlo, que la persona humana es un «absoluto finito» y no puede ser medio para otros fines. Y ante el camino que el transhumanismo está recorriendo (del homo sapiens al homo deus – Yuval Noah Harari -) se nos recordó que ni la fe ni la Iglesia pueden olvidar estos desafíos. Repasó y propuso el magisterio moderno de Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco, la Pontifica Academia para la vida (20, 21 febrero 2009), el Consejo Pontificio de la Cultura (noviembre 2017), en el que se subraya que ante a omnipotencia de la técnica, hemos de oponer un personalismo integral dinámico; pues cuando aquella se convierte en la única referencia «formatea» los espíritus y los deshumaniza. El transhumanismo nos invita a abrirnos al infinito. Pero también esta apertura es ambigua. Puede asomarse a un infinito inmanente, como hace el materialismo, a un infinito que es solo una realidad virtual o puede quedarse en un infinito ideológico que se parece demasiado a una autodivinización. Solo el fuego de la gracia de Cristo nos abre al infinito absoluto. El primer adversario del transhumanismo será el cristianismo (Tanguy-Marie Pouliquen). Y la niña esperanza atravesará los mundos. Entre la bibliografía señalada citó: Homo sapiens, sapiens; Homo deus; y Homo stupidus, estupidus. Lágonia di una civiltà.

Tras un breve refrigerio el P. Roberto Noriega pronunció una magnífica conferencia titulada El retorno de Lázaro. La resurrección transhumanista. Partiendo de la definición de transhumanismo y con noticias frescas de la prensa, presentó los postulados generales: siguiendo el manifiesto humanista (irrenunciable e ilimitada mejora de lo humano, singularidad tecnológica: superlongevidad, superinteligencia y superbienestar; así como el proyecto Brian o el de seguir relaciones post mortem). Señaló igualmente las corrientes centradas en la inteligencia artificial, ingeniería de software y robótica; así como las centradas en la farmacología y genética. Señaló cómo la reprogramación celular, la criogenización, la transferencia de datos cerebrales a robots virtuales, la preposición renovadora de órganos (generados por células troncales en laboratorio o donación), llevan a hablar de una nueva resurrección. La ciudad de Dios será la ciudad del hombre que ha vencido a la muerte. La sociedad será una sociedad postmortal (Celine Lafontaine). Es necesario crear lenguajes inexistentes, hay inmortalidad biológica, computacional y cibernética. Se utilizan los términos ‘resurrección’ y ‘resucitación’, pero despojados de sus categorías religiosas. Este progreso técnico-cultural tiene a convertirse en la nueva religión: el tecnoteísmo. Sin embargo, sentenciaba acertadamente el profesor Noriega la muerte es un acontecimiento biográfico y no acierta a resolver el transhumanismo las grandes preguntas del hombre. También hay disparidad de criterios en las enseñanzas transhumanistas a la hora de medir la senescencia y negando algunos el fin de la enfermedad como una utopía (Francisco Ayala). Y siguiendo a Javier de la Cendra de Larragán, afirmaba Noriega que no está suficientemente elaborado el que estemos ante una nueva antropología o paradigma. Hay déficit antropológico y una reducción de la resurrección y de la inmortalidad de lo humano encerrado en la cerebralidad y una mixtura entre ciencia-magia. Y en cuanto a su escatología son afirmaciones paradisiacas cargadas de promesas improbables y voluntarismos cuestionables preñadas de una notable irracionalidad incompatible con sus argumentos pretendidamente científicos y que necesitan tanta fe o más que la de aquellos que creen en Dios. Si bien no afecta a la imagen de Dios misericordioso, el lenguaje religioso deberá abandonar meta-teoremas obsoletos y representaciones medievales y asumir categorías actuales para dialogar con el transhumanismo

El domingo 3 de marzo tuvimos la Eucaristía presidida por Mons. José Mazuelos, quien seguidamente nos impartió la conferencia La familia cristiana, respuesta al camino transhumanista de la ideología de género.

La biotecnología (dos multinacionales producen las semillas de todo el mundo) ofrece al hombre el poder ser como dioses y manipular al hombre, aplicando la economía del descarte. La ideología de género y el transhumanismo es un problema antropológico. Todo ser humano nace neutro. El sexo es dato biológico, no configura a la persona. Los “géneros” o roles dependerán de la libre elección del individuo en un contexto cultural determinado y dependiente de una determinada educación. ¿Y detrás de esto? el neomarxismo (se pasa de lucha de clases a lucha de sexos) y el neocapitalismo (hay que seguir los dictados del consumismo). Señaló D. José los postulados o principios que sostienen esta ideología de género (diferencia entre género y sexo, primacía del género sobre sexo y cultura sobre dimensión natural del ser humano, negación de Dios creador e imposición de la auto-creación, negación del origen natural de la sexualidad -es mero rol social-, negación y ataque a la familia natural: matrimonio homosexual, la promiscuidad sexual, el divorcio exprés, aborto, falso feminismo, la lucha de clases dentro del matrimonio… «Un gran enemigo del matrimonio es la ideología de género» (Francisco, Seminaristas de Tiflis, Georgia, 1 de octubre de 2016). «se llega necesariamente a negar al Creador mismo y, con ello, también el hombre como criatura de Dios, como imagen de Dios, queda finalmente degradado en la esencia de su ser» (Benedicto XVI, Curia Romana 21.12.2016).

La razón básica de la ideología de género es la de imponer una antropología atea que sostenga el posthumanismo o transhumanismo para facilitar la justificación de toda aplicación de la biotecnología. Se absolutiza el razonamiento empírico, triunfo del artificio, relativismo moral o dictadura del relativismo (la verdad es enemiga de la libertad), subjetivismo, escepticismo, convencionalismo (valores y normas son puro acuerdo humano); el ser humano es fuente de deseo, pulsiones y templo del placer). Se propone cinco géneros: homosexual masculino y femenino, heterosexual masculino y femenino y bisexual. Lo técnicamente posible, moralmente lícito, todo experimento aceptable, toda política demográfica consentida, toda manipulación legitimada. Estamos ante una antropología del deseo. Estas son las bases antopológicas de la ideología de género.

Ante este panorama los conceptos de naturaleza humana (realidad material, factum físico, genético o neuronal), persona y su dignidad (cuerpo humano sin espíritu; ontología convertida en psicología, simple información, y sus derechos un consenso) y libertad (cada uno decide lo que es bueno o malo, «si deseo y aquello que deseo es técnicamente posible, lo puedo exigir») quedan seriamente dañados desde el transhumanismo. Por ello D. José Mazuelos apostó y señaló a la familia como respuesta al transhumanismo. Es escuela de humanidad, nos alienta a no desfallecer ante el nuevo Herodes que quiere matar al niño de la verdad, del amor, de la solidaridad, de la atención a los más débiles, para poder así imponer la economía del descarte y construir el reino de los fuertes y poderosos. Tanto la ideología de género como el transhumanismo promueven cambios radicales a las bases antropológicas de nuestra sociedad. De ahí la necesidad de una profunda y completa reflexión racional, que integre las ciencias empíricas, filosóficas y teológicas sobre los conceptos de libertad, autonomía y naturaleza humana, entre muchos otros.

      Todos los ponentes suscitaron interesantes preguntas que respondieron con su habitual pericia y conocimiento del tema.

      Finalmente quiero hacer unos agradecimientos: a las Autoridades Generales, Federales y Provinciales, a todos los que han preparado estas Jornadas: especialmente la J. de Gobierno del CTSA; a la Editorial Santillana, D. José Luis y P. Valentín Lorenzana, Director del Colegio N.M. del Bueno Consejo (León) por las mochilas, cuaderno y bolígrafo; a todos los que habéis participado en ellas: Profesores, Maestros y alumnos del CTSA, Profesores, Maestros y alumnos del ETA Valladolid y Profesores, Maestros y alumnos de Agustinos Recoletos. De forma especial al Prior y Director del Colegio S. Agustín, PP. M.A. Martín Juárez e Ildefonso, y en sus nombres a toda la comunidad, por la acogida que como siempre tenemos en esta casa. A quienes habéis amenizado la Eucaristía con la música y a varios alumnos de forma particular. En la recepción de los participantes y distribución de materiales: Fr. José Hilario Abreu, Fr. José Valdés Martínez, y Fr. Yoandri Silva Calzadilla. En preparación de mesa de conferencias y organización: Fr. Andrés Ampudia Esquivel. Como cronista de Jornadas para revistas y medios: Fr. Daniel María Herrera Pérez. El encargado de reprografía: Fr. Miguel Geraldes Barba Santos; en filmación y reproducción de las Jornadas en streaming: Fr. Carlos Corcho Ramos y organización y distribución de colaboradores, gestiones de secretaría y administración: Fr. Javier Moreno Sanz. También a quienes han acompañado en la mesa a los diversos ponentes.

  • Antes de clausurar estas Jornadas quiero recordaros un texto de S. Agustín:

      «vivas bien, vivas mal, has de morir; no escaparás de la muerte ni viviendo bien ni viviendo mal. Pero, si eliges el vivir bien aquí, no serás enviado a las penas eternas. Dado que aquí no puedes elegir no morir, mientras vives, elige no morir eternamente. Esta es la fe; esto nos mostró Cristo con su muerte y resurrección. Con su muerte te mostró lo que has de sufrir lo quieras o no; con su resurrección, lo que has de recibir si vives bien. Aquí se cree con el corazón en orden a la justicia, y con la boca se hace la confesión en orden a la salvación» (S. Agustín, Sermón 279,9)

Solo me queda decir que quedan clausuradas las vigésimo primeras -XXI- Jornadas agustinianas y desearos a todos un feliz regreso a vuestras casas. La Junta de Gobierno comenzará pronto a preparar las siguientes, a las que ya quedáis desde ahora todos convocados.

P. ISAAC GONZÁLEZ MARCOS

Subdirector CTSA